Este miércoles la Fundació Nou Camí celebró su 35º aniversario, ofreciendo un espacio de reflexión, aprendizaje y compromiso colectivo en la jornada “Vivir, Decidir, Participar: El camino hacia la comunidad”.
Durante la jornada, diversas entidades, profesionales de referencia y personas con experiencia en primera persona abordaron temáticas clave como las medidas de soporte a la capacidad jurídica, la desinstitucionalización y la inclusión comunitaria de las personas con discapacidad.
Después de una cálida bienvenida, a cargo de Dª. Lourdes Bernal, directora de la Fundació Nou Camí, el acto fue presentado por D. José María Peña, vicepresidente del Patronato de la Fundació Nou Camí, quien expresó como “tenemos una oportunidad para mirar atrás y ver que el camino de la Fundación es el fruto del esfuerzo para encontrar nuevos caminos al modelo de atención en salud mental. Todos somos testigos y protagonistas de los avances en este campo, acercando los servicios de salud mental al ciudadano”.
A continuación, Dª. Aurora Amador, responsable de la Unidad de Trabajo Social de la Fundació Hospitalàries Sant Boi, ofreció una ponencia sobre la evolución de las medidas de apoyo a la capacidad jurídica, exponiendo que “debemos escuchar a las personas con discapacidad para saber sus deseos y preferencias” y marcando retos de futuro: “la atención centrada en la persona y en el modelo de recuperación QualityRights”.
La primera mesa redonda, moderada por Dª. Victòria Monell, presidenta de la Asociación Encaix giró en torno a las medidas de apoyo y el acompañamiento dentro de un marco más humano y más digno. Dª. María Guerrero, referente de apoyo de la Fundació Nou Camí, expresó que “tenemos el reto de respetar la voluntad de la persona. También minimizar riesgos y actuar desde la prevención. Nuestro trabajo consiste en acompañar en el proceso de las voluntades de las personas. Hemos pasado de un modelo paternalista a uno de autonomías, y este cambio a veces sorprende a partes de la sociedad cuando tenemos que hacer ciertos trámites sanitarios, judiciales, policiales…”.
Durante la mesa, se recalcó la importancia de la figura del trabajador social en muchos aspectos, entre ellos, la posibilidad de compartir e informar del mapa de recursos a disposición de la ciudadanía con vulnerabilidad y/o discapacidad. Dª. Carmen Marfà, usuaria de la Fundació Nou Camí, explicaba: “yo no tenía conocimiento de todos los recursos que tenemos los mayores. La trabajadora social me ayudó a encontrar personas que me ayudasen a hacer la limpieza, a buscar una casa acondicionada (antes vivía en un 4º sin ascensor)… Debemos tener más difusión para que las personas mayores sepan todo lo que podemos hacer”.
El Dr. Josep Tresserras, secretario de DINCAT, federación de entidades por la defensa y el ejercicio pleno de los derechos de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias, y AESS; expresaba la necesidad de que sea ahora la sociedad quien “entienda que la persona con discapacidad tiene dignidad porque es persona. Es una mirada que se había perdido por el paternalismo o la tutela. Ahora debe entenderlo la sociedad para evitar casos de discriminación. El futuro pasa por tener incidencia legislativa, por generar conocimiento y trabajo técnico, y por poder sensibilizar a la sociedad y visibilizar la realidad de las personas con discapacidad.. Tresseras ha incidido en una nueva herramienta, el DAS, para profesionales, familias y personas con discapacidad para que las personas expresen qué soportes necesitan. D. Iván Cano, responsable de Derechos e Incidencia de Salud Mental Catalunya, reafirma la necesidad de cambiar el relato: “todavía hay un relato de control y de coerción. Hoy en día no hay un facilitador judicial garantista. El derecho a decidir debe tenerlo todo ser humano. Debemos sistematizar las buenas prácticas y el acompañamiento”.
La segunda ponencia de la jornada, “Estrategias para la desinstitucionalización y la inclusión comunitaria, a cargo del Dr. Josep Tristany, director del Plan Director de Salud Mental de Cataluña, ha apuntado al futuro en la reconversión y la desinstitucionalización de los hospitales de salud mental: “un hospital no es un lugar de vida y no debe haber personas viviendo en los hospitales. Se ha iniciado un proceso de reconversión para transformar el funcionamiento de los recursos de larga estancia en salud mental para poder atender a las personas de alta complejidad en la comunidad para favorecer su recuperación y su proyecto de vida”.
En este mismo sentido, la mesa redonda “De la institución a la comunidad: retos y oportunidades en la inclusión de las personas con discapacidad”, que ha moderado D. Enric Arqués, presidente del Foro de Salud Mental y Adicciones, se ha centrado en el reto de la reinserción comunitaria de los usuarios de salud mental, especialmente en las personas que llevan mucho tiempo hospitalizados. “No podemos pensar que los hospitales no son la comunidad. Los hospitales son un lugar dentro de la comunidad. Hay veces que la larga estancia hace más daño que bien. Si el tratamiento se alarga más de lo necesario, se generan problemas”, comentaba D. David Juanes, coordinador del Área de Rehabilitación en Salud Mental de la Fundació Hospitalàries Martorell. “Entendemos los servicios comunitarios como unos servicios que tienen un doble papel: sostener la vida de las personas (autonomía, recursos, etc.) y activar los recursos, atendiendo a la diversidad, la alta complejidad etc.”, continuaba el D. David Salgado, coordinador del servicio de asesoramiento y vivienda de la Fundació Nou Camí.
La vivienda, aún más en zonas tan tensionadas como las zonas metropolitanas, es un factor clave para la recuperación y los derechos de las personas. La vivienda social es una necesidad, pero, como apuntaba Dª. Lourdes Borrell, Directora de Programas e Innovación Social de la Fundación Hábitat3, “todavía hay resistencia y estigma en cuanto a la vivienda social. Todos sabemos que hay vivienda social, pero cuando están en nuestro edificio no nos hace tanta gracia. Por otra parte, también se detectan situaciones de fragilidad emocional sin vinculación a tratamientos de salud mental. “Tener una vivienda es un cambio muy profundo. Sin embargo, ofrecer vivienda no es suficiente para que la situación se resuelva del todo. Por eso, se les proporciona ayuda profesional para acompañar a la persona, para que resuelvan todos los aspectos de su vida (laboral, adicciones,…), siempre respetando la voluntad de la persona”, añadía el D. Eduard Rafel, director de programas de vivienda individual (Housing First) de Sant Joan de Déu. En este sentido, los usuarios lo tienen claro: “la empatía es fundamental para conseguir la inserción en la comunidad. Necesitamos tener voz y que se nos escuche, que nadie se quede solo. Todos formamos parte de la comunidad y todos somos importantes. Deberían existir más recursos para tener inserción en la comunidad, tanto en el aspecto laboral, formativo… recursos que pueden beneficiarnos en nuestra zona”, explican Oscar y Xavier.
Para concluir la jornada, el Dr. José Antonio Larraz, psiquiatra y director del Área asistencial y educativa de la Fundación Hospitalarias, dedicó sus palabras a la lucha contra el estigma y la atención al usuario centrada en la persona: “un aspecto clave en todas las actividades relacionadas con las personas es el vínculo. Establecer un vinculo de confiança con la persona es clave para que nuestros consejos sean aceptados. La imposición no es una buena manera de fomentar un vínculo. La comunidad somos todas las personas y todos los lugares. El estigma sigue siendo una gran dificultad para desarrollar los recursos comunitarios. Quien resiste gana, y quien abandona termina perdiendo. El valor de la resiliencia y la perseverancia es clave para la recuperación de una persona: tanto por parte de la persona, como de la familia, como de los profesionales y entidades”.
Cerraba la jornada D. José Román, actual Presidente del Patronato de la Fundació Nou Camí, resaltando la importancia de la reinserción y dignidad de la persona a través de servicios como Mennintegra’t, un centro especial de empleo que pretende facilitar la inserción laboral y comunitaria de las personas con problemas de salud mental, uno de los colectivos con la tasa de desempleo más alta en el ámbito de la discapacidad.